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“Querido Coleccionista: Le odiamos. El sexo pierde todo su poder y su magia cuando es explícito, mecánico, exagerado; cuando se convierte en una obsesión maquinal. Se vuelve aburrido. Ud. nos ha enseñado,mejor que nadie que yo conozca, cuan equivocado resulta no mezclarlo con la emoción, el hambre, el deseo, la cunscupiscencia, las fantasías, los caprichos, los lazos personales y las relaciones profundas que cambian su color, sabor, ritmos e intensidades.
Ud. No sabe lo que se está perdiendo a causa de su examen microscópico de la actividad sexual, que excluye los aspectos que constituyen el carburante que los inflama. Aspectos intelectuales, imaginativos, romántico y , emocionales. Esto es lo que confiere al sexo sus sorprendentes texturas, sus sutiles transformaciones , sus elementos afrodisíacos. Usted está dejando que se marchite el mundo de sus sensaciones que se seque, que se muera de inanición, que se desangre.
Si alimentara su vida sexual con todas las excitaciones y aventuras que el amor inyecta en la sensualidad, se convertiría en el hombre más potente del mundo. La fuente del poder sexual es la curiosidad, la pasión. Está usted contemplando como su llama se extingue por asfixia. El sexo no prospera en medio de la monotonía. Sin sentimientos, sin invenciones, sin el estado de ánimo apropiado, no hay sorpresas en la cama: El sexo debe mezclarse con lágrimas, risas, palabras, promesas, escenas, celos, envidias, todas las variedades del miedo, viajes al extranjero, caras nuevas , novelas, relatos , sueños, fantasías, música, danza, opio y vino.
¿Cuánto pierde usted a través de ese periscopio que tiene en el extremo del sexo, cuando puede usted gozar un harén de maravillas distintas y nunca repetidas? No hay dos cabellos iguales, pero usted no nos permite gastar palabras en la descripción del cabello. No hay tampoco dos olores, pero si nos extendemos sobre esto, usted exclama : "¡Supriman la poesía!" No hay dos cutis con la misma textura, y jamás la misma luz o temperatura o sombras ni el mismo gesto, pues un amante, cuando es movido por el verdadero amor, puede recorrer siglos y siglos de tradición amorosa. ¡Qué posibilidades, qué cambios de edad, qué variaciones de madurez e inocencia, perversidad y arte...!
Hemos estado hablando de usted durante horas y nos hemos preguntado cómo es usted.
Si ha cerrado sus sentidos a la seda, a la luz, el color, el olor, el carácter, el temperamento, debe estar ya completamente marchito. Existen multitud de sentidos menores, que discurren como afluentes de la corriente principal que es el sexo, y que la nutren. Sólo el pálpito al unísono del sexo y el corazón puede producir el éxtasis.”